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Nada realmente extraordinario ha pasado
Un día más de verano, los últimos de las vacaciones, los más fastidiosos…
Tenía tantas ganas de verte, que aún sin saberlo, te esperaba.
La puerta sonó y ahí estabas vos cuando la abrí. Qué sorpresa más linda, pensé, y no pude disimularlo.
Entre mates y palabras, silencios y sonrisas, historias y cosas que mostrar, pasó la tarde compartida. Y al final, nos fuimos de aquel lugar.
Hacía mucho no caminaba tanto….
Hacía mucho que no caminaba con vos…
Y a pesar de que nada extraordinario pasó, el mundo giró muy rápido más de una vez, y se detuvo, cuando nos agarramos las manos, sin que nos diéramos cuenta.
Las despedidas no son realmente tristes como todo el mundo dice.
Vos y yo lo sabemos bien
Y también sabemos que esos abrazos del final, son los más lindos.
Y cada vez que nos vamos, nos queda la incertidumbre de no saber, cuando volvamos a vernos y eso nos gusta. Porque vivimos sorprendiéndonos, redescubriéndonos, extrañándonos.
Y es cierto…nada realmente extraordinario ocurrió hoy,.
Pero vuelvo con tantas ganas, con tantas ganas de todo:
de tocar la guitarra, de aprender a hacerlo una vez más
de terminar mis objetos a medio hacer
de reirme y abrazar
de escribir y escribir
de bailar sin coreografía
de estar en mi casa…
Porque verte y caminar, alejándonos del mundo, en silencio o a carcajadas con vos, resulta algo realmente extraordinario.