lunes

Ese día, al levantarse, sentía algo que cambiaba el aire. Sintió el vicio de algo que aplastaba un poquito. Supo, sin que nadie lo dijera, que su madre necesitaba abrazos más fuertes que otras veces. Supo que algo sucedía, que realmente algo sucedía.
 Pasó poco tiempo para enterarse la noticia....y se quedó pensando...
Es cierto, era pequeño, él no sabía muchas cosas,otras no podía explicarlas, entendía a medias, pero aún así algo le apretaba el pecho y le raspaba en la garganta.
 No se dijo mucho, la abstracción de sus padres con ojos aguados frente a la pantalla, impedían una comunicación constante con él. Pero él sabía más, sin que le dijeran, él entendía.
Él no supo, que ese hombre había sido elegido el día de su nacimiento. No supo que fue el mismo que empezó a meter el tema para que puedan casarse los "distintos", como podría hacerlo ahora su hermana. Tampoco sabía bien, porqué ahora la radio chiquita que tenía su hermano se hacía fuerte. Por qué su abuela recibía dinero, sin haber trabajado. Por qué, había tanto presidente hablando distinto por ahí y unido. Tampoco entendía por qué le simpatizaba más un diario que el otro. O por qué de repente pudieron comprarle todos los útiles de la escuela. Tampoco alcanzó a comprender, qué extraño era que a los asesinos de la dictadura se los enjuicie, para él, eso era normal. Por qué algunos hablaban del orgullo de sus casas, como si algun inhumano le hubiera negado el derecho a tener una. Y no se dio cuenta, quizás, por qué ahora, en las protestas la policía casi no estaba.
No sabía de nombres y papeleos, de anecdotario o burocracia.
Pero sí sabía, bien sabía que la noticia de hoy, no era nada buena. Y que algo, en todo lo anterior se relacionaba con el hoy.
 Así como ese día la tristeza inundó su casa, y casi no podían contestarle, al otro día quiso ir a la plaza. Y fue, con su mochila y sus ojos enormes, sabiendo y no, que andaba haciendo por ahí, pero convencido de que tenían que estar. Al caminar empezó a desconcertarse, la sorpresa, intriga, esa sensación de no creer se mezclaba con la angustia atroz (e incomprensible)que le provocaba ver los carteles donde estaba abrazado a su esposa, a ella, tan vital, tan joven, tan radiante, tan compañero.
 Y empezó a ver la cantidad de gente, y vió viejitas, y vió niños, y vio gente como él, y vió gente pobre, y vio gente de traje y maletín, gente cantando, gente llorando, gente mirando a la nada, gente aplaudiendo, gente escribiendo, gente abrazada. Personas, miles y miles, por todos lados. Personas tan distintas, juntas, tan como él que sabían que tenían que estar, que entendían del cambio y querían ser parte del hoy.
 Y quiso saber, quiso llenarse de cada imagen. Y se fue adelante cuando vino tal grupo, y se escabulló para ver a tal persona hablar, leyó pancartas, leyó carteles, observó tras las ballas, observó rostros, quiso dar abrazos, cantó, apretó fuerte las manos, se hizo enorme y pequeñito, se angustió, y se rió.
 El supo qué triste era todo aquello, él supo que también quería poder decir "Fuerza" y que sonara real, él supo que se venía duro, él supo que había que salir a las calles y que lo haría la próxima vez que fuera necesario, y también supo que nunca más quería olvidarse de ese día y de toda esa gente tan junta, tan unida, que a pesar de la angustia, estaban ahí para dar batalla, tan un solo abrazo.