miércoles












Dijiste que no podías.


Que no ibas a poder conmigo, que yo no era sapo de tu pozo y vos no querías ensuciarme con otro barro. Dijiste que no, que no acabarías conmigo, que no podías destruirme de un modo tan cruel.
(y para tu sorpresa, una puta vez sentiste clemencia)
Dijiste que no habia correspondencia, que los carteros se habían fugado por el frío, que ya no llegarían versos de amor para nosotras. Dijiste que no cabían las risas en tu corazón agotado. (¿A pesar de todas aquellas que nos contagiamos...?)
 Dijiste que no podías, que no podías conmigo, que no querías que seamos motivo que apaguen alegrías, que no podías con el sol siendo sombra, motas de polvo ambas...
 Dijiste que me mentía, plantando flores sobre tierra infértil.
No podías,  ya no había voz, y casi tampoco vos.
Los desiertos no pueden ser desiertos con caudales de agua resonando tan cerca...
La destruccion es inminente, dijiste con sentencia cruda y vos no querías destruirme( mas allá de que la destrucción era mutua...)

Esta noche no se sueña, me dijiste al acostarte, ya no hay motivos para sembrar utopías, y te tapaste hasta la cabeza con los ojos bien abiertos. Dijiste que no, que no ibas a poder conmigo, y quisiste fugarte tomando todos los caminos, sin comprender por qué tus pasos siempre llegaban al mismo callejón.

( Los abismos no tienen puentes. )


Ya no sé quien decía.

Pero no podías conmigo, dijiste que no...y tomé tu mano, en mil añicos se astilló esa coraza que ya no podía sostenerse, el agua tocó el desierto estallando por nuestros ojos, te sentiste débil y vulnerable, ( me odiaste, yo también me odié, nos odiamos, ambas, recíprocamente) La corteza ya no existía. La tormenta pronta a desatarse, y mi mano que no te dejaba correr, y el miedo acechándonos...

Esa noche te dormiste, con la cabeza tapada y los ojos abiertos, renegando, desconociéndonos, odiándonos, en silencio, y con mi mano que no te soltaba.
Descorrí las mantas, en mitad de la noche, las flores crecían por tus orejas, y una sonrisa avergonzada (casi como una mueca) crecía en medio de la oscuridad...los sueños te habían ganado esta vez

Esa noche habías podido
Pudiste con vos misma.

2 comentarios:

Mariana dijo...

qué linda imagen la de las flores creciendo por las orejas, y qué bueno recordar que incluso cuando parece que no, aún así, a veces se puede!

Val dijo...

Ay ay ay. Sí, esa misma imagen quería resaltar.
¿Por qué tienen que ser, o parecer, o hacer las cosas tan difíciles, duras y complicadas? La complicamos bastante a veces. Nos enredamos al vicio. Voy aprendiendo, muy de a poco, a relajarme y que fluyan. Sólo parece un poco más difícil... pero no siempre lo es.